El duelo en Navidad
En éstas fechas de alegría y reunión familiar para algunos padres y familiares pueden convertirse en fechas de mucha tristeza y añoranza por la pérdida de un ser querido y todavía lo puede ser más cuando el ser querido que falta es el pequeño de la casa.
Resulta muy difícil dar consejos en una situación así, pero afortunadamente existen profesionales que pueden ayudarnos en estos momentos.
En el artículo «Es Navidad…y en casa hay una silla vacía» la psicoterapeuta especialista en duelo y directora del Instituto de Psicoterapia Integrativa-Relacional en pérdidas, duelo y alma (IPIR), Alba Payás Piugarnau nos habla de algunas de las situaciones más frecuentes que podemos encontrar. Algunas familias optan por suprimir las navidades, otras por huir y hacer un viaje a algún lugar dónde no se celebre la navidad, dónde no hayan recuerdos del familiar que éste año no está y nadie conozca lo ocurrido pero, aunque ésta puede ser una solución perfectamente comprensible, lo único que se consigue es aplazar el duelo para el próximo año y aunque huyamos, el recuerdo lo llevaremos con nosotros. Otra de las opciones es continuar la vida como si nada hubiera pasado, hacer ver que somos fuertes, llorar escondidos de los demás, en resumen, esconder el dolor , que sólo nos producirá más dolor, agotamiento, irritabilidad y ansiedad.
Entonces ¿Cómo afrontar la primera navidad ?
No va a ser fácil y nunca volverá a ser como antes, por eso, la familia debe intentar Construir una nueva Navidad. Para ello se pueden dejar aquellos recuerdos que ayuden a la familia, eliminar aquello que no ayuda en el nuevo proceso y crear nuevas formas de vivir éstas fechas. Para poder llevarlo a cabo Alba Payás nos da algunas claves:
- Hacer una reunión familiar antes de que lleguen las fechas para que cada miembro de la familia pueda expresar sus sentimientos y emociones, lo que cada uno necesita y lo que querría hacer, incluidos los niños.
- Repasar los rituales habituales de la familia pactando lo que se quiere o no hacer.
- Buscar una manera simbólica de recordar al familiar fallecido marcando los momentos de recordarlo de forma clara, lo que ayudará a que el resto del tiempo pueda vivirse con menos dolor.
- Hablar de las cosas que se harán con los niños, lo que intranquiliza al niño no es el miedo a la muerte, sino nuestro miedo a hablar de ella. A algunos niños les gustará dedicarle algún dibujo o poema.
Deberíamos empezar a diferenciar que hablar de la muerte no es morirse. Podemos sentir miedo a la muerte, a la pérdida de un ser querido, eso es humano, pero lo que es inhumano es nuestra incapacidad para hablar de ello. Si somos capaces de transmitir que no tememos hablar de nuestro miedo a la muerte, estamos enseñando que el dolor es soportable si se puede compartir.