Lejos de casa…saborear las vacaciones con los tuyos.
Como el dicho del “Almendro”….vuelvo a casa por Navidad.
La ciudad se vestía de gala, las calles brillaban al atardecer, las luces se teñían de magia, las casas se disfrazan de alegría, en los comercios el árbol navideño y los reyes magos daban la bienvenida al entrar……había llegado la Navidad.
En los puestos ambulantes la gente se masificaba, todos buscaban algo especial, algo único, algo con que sorprender, un detalle, una ilusión, una sencilla manera de demostrar el amor, el cariño, la amistad. Una sencilla manera de decir, aquí estoy yo.
Familias enteras recorrían las cálidas calles de un mes invernal, los niños jugaban, saltaban, reían… y los mayores disfrutaban al ver la felicidad y la inocencia en sus caras. A mis ojos todos parecían felices, todos estaban ahí donde tenían que estar, ahí donde estaba su historia, sus raíces, su gente…. a mis ojos, todos estaban en casa, todos menos yo.
Los primeros días de Diciembre recorría la ciudad y no hacía otra cosa que observar. Veía a la gente pasar, fui testigo de reencuentros, de abrazos y besos, de miradas cómplices y sinceros achuchones ….fui testigo de todo lo típico de estas fechas.
La Navidad puede gustar o no, celebrarla o no….pero ¿quién rechaza un dulce tan goloso como un abrazo de alguien querido? ¿Quién es capaz de no emocionarse al reencontrarse con los suyos? Todo parecía perfecto, mi mente ya había recorrido los cientos de KM que me separaban de casa, pero solo mi mente, todavía seguía en Granada….y la navidad tocaba a mi puerta.
Tenía planes en mente, ilusiones, necesidades….quería y necesitaba volver a casa, pero el planing de los turnos tardaba en salir. Finalmente lo hizo, y lo hizo de la mejor manera. Mis ojos como platos y mi corazón a punto de estallar al ver las casillas en blanco del 20/12 al 6/1. No era un error, esta vez no. Tardé apenas 20 minutos en organizar el viaje y pude por fin abrir de par en par las puertas a la Navidad.
Nunca me he arrepentido de irme tan lejos de casa para hacer la especialidad, la distancia me ha dado muchas experiencias, sabiduría, autocontrol, gente extraordinaria….Te enseña a volar, a abrir un camino, a construir un futuro….pero somos humanos y como tal, necesitamos del afecto de los nuestros.
Durante los siguientes días, hice todo lo que observé en mis largos paseos, salí en busca de esos regalos, esos detalles con que sorprender a los míos….la navidad corría por mis venas y mi cara reflejaba la felicidad que sentía. Paseaba sin la compañía de los míos, pero iba a por ellos.
A las 21h del 21/12 el autobús finalizaba su trayecto en Bilbao, las puertas se abrían y los pasajeros con el rostro cansado del viaje no tardaban en salir. Llegó mi turno, cogí mi pesado equipaje y di mi primer paso. Fue al ir a dar el segundo cuando mis ojos, húmedos de la emoción, vieron a los míos, estaban ahí, me esperaban. Por fin lo deseado durante tiempo se había hecho realidad, estaba en casa, no faltaba nadie, y juntos dimos la bienvenida a estas fechas con la mejor de nuestra sonrisa.
Un consejo amigos, volver a casa por Navidad…..volver a casa siempre que podáis. Feliz 2014!!!