Mi paso por la salud mental…

Mi paso por la salud mental…

Nuestra compañera del Hospital San Joan de Déu, MARINA BERMÚDEZ PARADA nos cuenta su experiencia en la salud mental…Os dejo con su experiencia…

A finales de octubre inicié mi rotación en psiquiatría.

Cuando decidí hacer la especialidad de Enfermería Pediátrica barajé otras posibilidades, una de ellas era Salud Mental, aunque cuando empecé a recaudar información y a preguntar a compañeros  especialistas en este campo, tuve claro que no sería una de las que me gustaría hacer, ya que creo que no estaba preparada para entrar en el complejo mundo de la mente, por eso no me decanté por esta rama. Y ahora en mi programa formativo aparece el rotatorio durante un mes en salud mental, os relataré mi experiencia.

Soy residente del hospital Sant Joan de Déu, donde el edificio destinado a  psiquiatría se conoce como Itaka. Esta es una construcción anexa al hospital con unas instalaciones nuevas y preparadas para acoger pacientes con problemas de salud mental. Está dotada de 4 plantas, la asistencia se realiza en la 3ª y 4ª planta, siendo una donde se encuentran las habitaciones y la otra el lugar donde se llevan a cabo las distintas actividades programada para el día a día. Cuentan con un aula donde los niños y adolescentes ingresados – en función de su patología – acuden a diario a la escuela, pudiendo desarrollar a la vez (los que no acuden) otras actividades en la sala de manualidades, en el taller de grafiti, también terapia con animales (CTAC), etc. Tienen una terraza con canastas para jugar al baloncesto, hacer gimnasia, estiramientos o simplemente salir a respirar aire fresco.  Poseen otra sala destinada a musicoterapia y canto, además de comedores y un despacho, ya por último una sala de enfermería y una habitación “tiempo fuera”.

La primera semana en Itaka confirmé que la psiquiatría no era lo mío, lo cual ya sospechaba. El trabajo realizado aquí difería completamente del que llevaba realizado hasta ahora como enfermera o como residente. Lo fundamental era observar, y en cierto modo me sentía como un “policía”, lo que para mí no resultaba nada gratificante. A medida que fueron pasando los días y una vez superada la primera semana, mi visión cambio totalmente. Ya conocía a los niños/ adolescente y ellos a mí, y con los ingresos nuevos partía de cero como una más. Empecé a saber cómo tratarlos y a participar en los talleres que hacían, aprendí lo que tenía que observar y cómo actuar delante de cada situación, así como la terminología específica utilizada por el personal, la cual para mí era en cierto modo desconocida, así como la terapia farmacológica y algunas enfermedades en particular.

Tengo que reconocer que nunca pensé que esta rotación me llegara a gustar, y ahora  ya finalizado mi paso por psiquiatría puedo expresaros cuánto me ha gustado, así como lo gratificante e increíble de una experiencia que nunca olvidaré. Por supuesto en mi recuerdo siempre estarán muchos de estos niños y adolescentes los cuales cambiaron mi perspectiva de la enfermería psiquiátrica y me ayudaron a enriquecerme como profesional.